"Mis palabras a veces pueden ser tiroteos en contra de alguien: pueden doler mucho más que una cachetada y durar mucho más en la consciencia." Cielo latini.
Eso ocurre con las entradas que son hechas en días malos. Este es mi blog y me muestra como soy, con mis defectos y virtudes, cuando tengo buenos y malos momentos. Opiná si me conoces, y si no me conoces también, amo que la gente me lea y leer sus críticas, comentarios, opiniones. En fin, basta de presentaciones, mi blog, habla por sí solo.


miércoles, 25 de agosto de 2010

Entre Ríos!



Hola! Estoy de vuelta! Para los que no saben de qué hablo, estuve dos días en Entre Ríos. Me traje de todo, y lo que más pesa son los recuerdos y aprendizajes, así que, qué mejor que contarles lo interesante que fue? Aquí vamos....
El viaje empezó con el armado de mi bolso, que me costó bastante, no tenía ganas de hacer nada la verdad, un domingo a la noche, menos onda... Pero lo hice, el bolso quedó terminado a las 11:30 de la noche, listo para partir al otro día.
5 de la mañana del lunes, mamá entra a mi pieza, me prende la luz, prendo el televisor y empiezo a cambiarme. Me lavé los dientes, me maquillé, me fijé que esté todo, y me subí a la camioneta que se encargó junto con mis viejos de dejarme en el colegio. Ahí me encontré con las chicas, todas dormidas, acordamos subirnos en el piso de abajo, que tenía capacidad para sólo 12 personas. Logramos nuestro objetivo, y a las 6 de la mañana nos vimos todos listos para salir. El viaje se nos pasó rapidísimo, entre cantar, gritar, los chismes de lo que hacían arriba, subir, bajar, leer, música, etcétera. Llegamos a eso de las 10 al palacio de Urquiza. Un guía nos llevó a un recorrido, y después nos subimos de vuelta al micro que nos iba a llevar a La Aurora del Palmar, donde íbamos a pasar el resto del viaje. Llegamos, bajamos nuestros bolsos, y comimos todos juntos al aire libre. Después del almuerzo, nos dividimos en grupos para las habitaciones, a mí, junto con Sol, Tuti, Mica Cartaceña y Flor Durán, nos tocó Mburucuyá. Las habitaciones eran una especie de vagones de tren, super originales. Nos cambiamos y salimos a encontrarnos todo el grupo para dividirnos y empezar con actividades. A mi grupo le tocó quedarse, así que con los chicos nos organizamos y jugamos al futbol en un campo gigante. Cuando me ví exhausta, me retiré a un costado para sacar fotos y pensar. Cuando nos tocó irnos, nos cambiamos y nos subimos a una especie de camión. Nos llevaron hasta un lugar bien alejado, nos hicieron un juego de equipo, y nos volvieron a dividir. Después de caminar un rato, llegamos a el lugar donde íbamos a hacer canotaje. Sebastián atrás, Ceci y yo en el medio y Leo adelante. Así recorrimos los tres kilómetros en canoa, con un sin fin de desastres. Terminé toda mojada, con un olor a pescado muerto impresionante, con ramas en el pelo, y toda llena de arena. Para volver, tuvimos que pasar por una selva en galería, de noche, y con Seba y Leo atrás no la pasé muy bien. Me llevé un montón de sustos, pero Seba tuvo piedad y me ayudó después, cosa que Leo no. Cuando volvimos al camioncito ése que nos había llevado hasta ahí, la luna se veía bien clarita, a lo lejos, y había un silencio y un frío enorme. Volvimos todos juntos cantando y saltando, muriéndonos de frío, pero pasándola bien. Merendamos, y después nos dirigimos a un salón para ver qué hacer con las velas y latas que nos habían encargado llevar. Nos enseñaron a hacer una especie de linterna, y salimos a una caminata nocturna. Paseamos por una quinta de cítricos, y volvimos para la cena. Tuvimos un fogón, tiempo libre, hora de bañarnos, y después, cada uno hacía lo que quería. Mburucuyá decidió quedarse en la habitación y a eso de las 3, las cinco personas que allí se encontraban, estaban profundamente dormidas. 7:30 del martes, Patricia López, profesora de biología, nos abrió la ventana y nos ordenó que nos levantemos. Desayunamos e hicimos una caminata bastante duradera, que nos dejó a todos con cansancio y hambre. Cumplimos el pedido de nuestro estómago, compramos recuerdos y nos encontramos por última vez en el salón todos juntos. Vimos un video con las fotos del viaje, y subimos al micro. Después de unas 6 horas, llegamos al colegio.
Y acá estoy, un día después, descansada y con un resfriado de aquellos. El viaje me presentó personas de una manera distinta, chicos nuevos que hasta ahora no había conocido del todo, la pasaron bien junto a mí. Me traje recuerdos INOLVIDABLES, y eso es muy en serio. No me arrepiento para nada de haber ido, fue un viaje que disfruté muchísimo, desde compartir con amigos, hasta los momentos que me tomé sola, para pensar un poco. Me encantaría vivir en un lugar así. Sentí que muchas veces me preocupo por cosas idiotas, me enojo porque no puedo usar la compu, o porque no puedo salir, o demás cosas pelotudas, y ellos ahí, en el campo, es todo distinto, y no tienen capaz algunas cosas que tengo yo, y son mucho más felices que yo.
Del resto, de mi vida... Pasaron demasiadas cosas... Estoy feliz, tranquila, bien. Todavía no caigo, pero estoy acá, viva, feliz, es muy raro, no sé. Cuando pueda hablar, hablaré.
Gracias al que haya leído, lo conté con ganas, y espero que lo hayan disfrutado.

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